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¿Cuántas veces te ha pasado lo siguiente? Sales de casa, caminas una cuadra y de repente surge la duda en tu cabeza: ¿Cerré bien la puerta? A veces al grado de obligarte a regresar para comprobarlo.
Aunque puede parecer algo de todos los días, para algunas personas este pensamiento se convierte en una rutina mental desgastante que a la larga afecta su bienestar.
Según especialistas en salud mental, este tipo de comportamientos repetitivos pueden estar relacionados con el Trastorno Obsesivo Compulsivo, mejor conocido como TOC. Este trastorno se caracteriza por la presencia de pensamientos intrusivos, muchas veces irracionales, que desencadenan conductas compulsivas con el objetivo de aliviar la ansiedad o la incertidumbre que generan.
El acto de revisar una y otra vez si se cerró la puerta, si la estufa quedó apagada o si la llave del gas está bien ajustada, va más allá de una simple distracción. De acuerdo con expertos citados por Mayo Clinic, estas conductas no son producto del descuido, sino de una necesidad casi incontrolable de asegurarse, incluso cuando la persona sabe que ya verificó.
Esta necesidad de repetir acciones para reducir el malestar emocional forma parte de lo que se conoce como un círculo obsesivo-compulsivo. En él, el pensamiento o miedo activa una respuesta compulsiva que proporciona un alivio momentáneo, pero que a la larga refuerza el mismo ciclo de ansiedad.
Otros ejemplos comunes de obsesiones vinculadas al TOC incluyen el miedo a los gérmenes, la necesidad extrema de orden o simetría, o pensamientos intrusivos de carácter violento. Aunque no todas las personas que revisan la puerta tienen TOC, cuando estas conductas interfieren con la rutina diaria o generan malestar persistente, es recomendable buscar ayuda profesional.