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El refugio temporal "Cambia Mi Mundo", reconocida por su labor incansable en la protección y atención de animales vulnerables en la región de Misantla, ha anunciado el cierre temporal de sus instalaciones, una decisión que sacude a la comunidad animalista local y que deja un vacío urgente en el cuidado de quienes no pueden defenderse por sí mismos.
La razón: se quedaron sin energía eléctrica, y con ello, sin agua, sin condiciones mínimas para operar y, lo más doloroso, sin poder seguir salvando vidas.
El equipo del refugio, a través de sus redes sociales, que la interrupción del servicio se debió a que la persona que permitía el paso de los cables de luz por su propiedad ya no puede seguir otorgando ese acceso, una situación ajena a su voluntad, pero que tiene consecuencias directas en el funcionamiento de este noble proyecto.
"Cambia Mi Mundo" no es solo una clínica de atención a los lomitos, es un refugio, un puente de esperanza, un salvavidas silencioso para cientos de perros, gatos y otras especies que han sido víctimas del abandono, el maltrato o el olvido, por ello, la noticia de su cierre temporal ha despertado un fuerte eco de solidaridad y tristeza entre sus seguidores, voluntarios y defensores del bienestar animal.
La falta de electricidad no solo impide realizar consultas, tratamientos o cirugías, también impide mantener la higiene, el acceso al agua potable y la seguridad sanitaria que requieren los animales rescatados.
"Este espacio ha sido un refugio, una esperanza y un salvavidas para muchos seres que no tienen voz, y aunque estamos enfrentando dificultades, seguimos con el corazón firme", escribieron con determinación.
Ante la crisis, han hecho un llamado a la empatía, la comprensión y el respaldo comunitario, mientras trabajan para encontrar alternativas que permitan reanudar sus actividades, aunque la situación es crítica, el equipo no ha bajado los brazos.
Ahora más que nunca, el futuro de "Cambia Mi Mundo" depende del apoyo de la ciudadanía, de la voluntad de quienes creen que un animal rescatado es una vida que vale la pena defender.
Porque cuando un refugio se apaga, no solo se va la luz. Se apaga un poco la esperanza. Pero con la solidaridad de todos, esa luz puede volver a encenderse.