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En el corazón de la colonia Pedregal Dos, un tesoro milenario ha sido rescatado del olvido. Se trata del Pocito El Saucito, un lugar cargado de leyenda, historia y profundo simbolismo, que hoy vuelve a respirar gracias al esfuerzo de los administradores de la Unidad Deportiva, quienes emprendieron su restauración con la firme intención de conservarlo como patrimonio cultural para las futuras generaciones.
De acuerdo con investigaciones realizadas por cronistas locales y relatos transmitidos de generación en generación, el Pocito El Saucito fue testigo del dolor de la princesa Xanat, quien al huir desde la antigua Aztlán —hoy conocida como Los Ídolos—, encontró bajo un sauce el único refugio para llorar la muerte de su amado, el guerrero mexica Kilajahuat, caído en combate.
Vecinos del lugar afirman que, al caer la noche, el pocito guarda un aura especial: entre el murmullo del agua y el crujir de las hojas del sauce, algunos aseguran escuchar las voces del guerrero Kilajahuat consolando a Xanat, como si su amor no conociera el final.
Este elemento místico ha despertado el interés de historiadores, turistas y devotos de las tradiciones antiguas, quienes encuentran en este sitio no solo una joya natural, sino un espacio sagrado donde la leyenda y la espiritualidad se entrelazan.
Con el propósito de dar valor a esta herencia cultural y promover su conservación, este próximo 3 de mayo a las 11 de la mañana, se llevará a cabo un festejo comunitario en honor al Pocito El Saucito, el cual incluirá una tradicional parada de cruz, acompañada por una madrina y cuatro padrinos, quienes guiarán los rezos y ofrendas.
Será una jornada de fe, cultura y reflexión, donde se invitará a los asistentes a reconocer la importancia de preservar estos espacios que hablan de nuestras raíces, de nuestra identidad y del profundo vínculo entre la naturaleza y las leyendas que nos definen.
Los promotores de esta iniciativa hacen un llamado a la comunidad misanteca y a visitantes de otros municipios para acudir, conocer y respetar el lugar, apreciando no solo su belleza natural, sino también el legado espiritual que representa.
"El Pocito El Saucito no es solo agua brotando de la tierra, es la memoria viva de un amor inmortal, es historia, es cultura, es un espejo donde nuestra identidad se refleja", expresaron los organizadores.
Este 3 de mayo, Misantla tiene una cita con su pasado, un pasado que sigue latiendo entre las piedras, bajo el sauce, y en el susurro eterno del agua.