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Mientras Shakira sigue conquistando escenarios con su gira Las mujeres ya no lloran, la cantante colombiana habría tomado una decisión firme fuera de los reflectores: proteger a su familia en el terreno legal.
Según declaraciones del propio ´influencer´ Luis Castillejo, conocido como El Temach, Shakira lo habría demandado luego de que este realizara comentarios ofensivos hacia su hijo menor, Sasha.
La controversia estalló cuando El Temach publicó un video en redes sociales criticando la expresión corporal del niño, calificándola de "amanerada" y atribuyéndola a la falta de una figura paterna y de actividades "masculinas".
Estas afirmaciones, cargadas de estereotipos de género, desataron la indignación de usuarios en redes, quienes condenaron el ataque hacia un menor y señalaron la gravedad de reforzar prejuicios a través de plataformas digitales.
Por supuesto que la tremenda cagadota que es el Temach defiende a los deudores alimenticios porque "pobrecitos niños". No güey, los niños tienen derecho a saber que sus padres no están aportando ni un peso en su manutención. pic.twitter.com/7v06NceRyO
— Puma Chairo (@PumaChairo) April 17, 2025
Aunque El Temach afirma que ha sido demandado, hasta el momento no existe confirmación oficial por parte de Shakira o sus representantes legales.
Tampoco se han presentado documentos públicos que respalden esta versión. Pese a ello, el ´influencer´ publicó un segundo video en el que pidió apoyo legal a sus seguidores, lo que fue interpretado por muchos como un intento de victimizarse y mantener la atención mediática.
La reacción del público fue inmediata: miles de usuarios mostraron su respaldo a Shakira, subrayando que los ataques hacia menores no deben ser tolerados bajo ningún pretexto.
Diversas voces del mundo artístico y jurídico se sumaron al llamado por un internet más responsable, dejando claro que la libertad de expresión no puede amparar discursos de odio o discriminación.
La presunta demanda de Shakira envía un mensaje poderoso: ser hijo de una figura pública no debe significar perder el derecho a la intimidad y al respeto. Este caso podría sentar un precedente importante en la lucha contra el acoso digital hacia menores y en la exigencia de límites éticos en las redes sociales.