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La tarde de este martes, la rabia contenida durante casi un lustro explotó en la colonia Rafael Lucio de Xalapa. Vecinos bloquearon la transitada avenida Lázaro Cárdenas para exigir algo que, en teoría, ya les habían dado: un espacio deportivo y cultural que nunca fue tal. En su lugar, hay concreto, patrullas y uniformados. Donde prometieron libros y canchas, hoy hay armas y dormitorios policiales.
El epicentro de la molestia: la unidad deportiva La Lagunilla, un terreno que durante años sirvió como espacio para actividades recreativas, pero que fue cerrado al público con la promesa de una transformación para el bien común. Lo que vino después fue otra historia.
"Nos prometieron bibliotecas, salones comunitarios y una mejora integral. Lo único que hicieron fue construir un cuartel para la Policía Municipal y un estacionamiento. Nada más", cuenta Felipe, uno de los manifestantes, con voz firme.
La protesta terminó por colapsar una de las principales vías de la ciudad. "No nos escuchan si no cerramos calles".
La historia detrás de La Lagunilla es un espejo de lo que ocurre en muchas colonias marginadas: promesas gubernamentales que se esfuman entre la burocracia y el desinterés.
El acceso al espacio recreativo sigue restringido, y los vecinos denuncian que sólo unos cuantos pueden entrar —y no precisamente a jugar fútbol. La presencia policial, dicen, ha desplazado el verdadero propósito del lugar.
"No estamos en contra de la seguridad, pero ¿dónde están las promesas? ¿Dónde están los espacios para nuestros hijos?", insistió un joven padre mientras sostenía una pancarta que decía: "Queremos educación, no represión".
A la fecha, el Ayuntamiento no ha emitido una respuesta oficial. Mientras tanto, la tensión en Rafael Lucio crece y el malestar ciudadano se organiza.